Hiperidentidad, cuerpos queer y frontera en Borderlands/La Frontera: The new mestiza de Anzaldúa (Primera Parte)

Georgina Carbajal

"No me den sus dogmas y sus leyes. No me den sus banales dioses. Lo que quiero es contar con las tres culturas -la blanca, la mexicana, la india. Quiero la libertad de poder tallar y cincelar mi propio rostro, cortar la hemorragia con cenizas, modelar mis propios dioses desde mis entrañas. Y si ir a casa me es negado entonces tendré que levantarme y reclamar mi espacio, creando una nueva cultura -una cultura mestiza- con mi propia madera, mis propios ladrillos y argamasa y mi propia arquitectura feminista"
Gloria Anzaldúa, Borderlands/La Frontera. The New Mestiza

En la modernidad, algunas culturas occidentales aprecian la cualidad de la congruencia, para ser de tal o cual forma se deben seguir una serie de patrones asignados como si fueran naturales: los hombres son corporalmente más fuertes, los hombres heterosexuales no gozan del sexo anal, las mujeres tienen ovarios, las lesbianas no disfrutan del sexo, sólo les gusta el romance, las y los transgénero son homosexuales, a las mujeres les desagrada el sadomasoquismo, el paradigma sexual debe ser, por supuesto, straight; la penetración define las prácticas sexuales, la monogamia es la única forma de crear vínculos afectivo-sexuales, los hombres gay son “femeninos“ y destacan en el baile, la música y el cabaret, son alegres; por otro lado, las lesbianas son más afortunadas en círculos académicos y políticos, son fieles, poco agraciadas y aburridas, la bisexualidad no existe, sólo hay una lengua materna, porque, claro, las familias se conforman por miembros heterosexuales que no han migrado; las lenguas deben quedar estables, inamovibles, la mezcla de palabras extranjeras pone en peligro la pureza del lenguaje, se deben cuidar las formas gramaticales, aunque éstas sean entendidas sólo por aquell@s que tienen acceso a la educación, los mexicanos hablan español, las latinas son morenas, las rubias son tontas, los judíos son avaros y, podría seguir pero creo que lo anterior basta para decir que los cuerpos se conforman por una serie de patrones culturales que se sostienen a partir de biopolíticas institucionalizadas.

En Testo Yonqui, Beatriz Preciado afirma que
La sociedad contemporánea está habitada por subjetividades toxicopornográficas: subjetividades que se definen por la sustancia (o sustancias) que dominan sus metabolismos, por las prótesis cibernéticas a través de las que se vuelven agentes, por los tipos de deseos farmacopornográficos que orientan sus acciones. Así, hablaremos de sujetos Prozac, sujetos cannabis, sujetos cocaína, sujetos alcohol, sujetos ritalina, sujetos cortisona, sujetos silicona, sujetos heterovaginales, sujetos doblepenetración, sujetos Viagra, etcétera.[1]

La generación de identidades definidas por la: ropa, lengua, música, grado académico, tipo de perforaciones, tatuajes, estilo de zapatos, maquillaje, tipo de psicotrópicos, etc. produce una serie de dicotomías que no siempre se contraponen, pero que suelen jerarquizar, privilegiar o condenar ciertas características; como consecuencia de lo anterior, algunos grupos que se conformaron desde mediados del siglo pasado han comenzado a cuestionarse la naturaleza misma de las configuraciones identitarias, lo que ponía en evidencia la necesidad de un panorama multicultural en el que la hiperidentidad es utilizada como una herramienta política de visibilización; sin embargo, esta práctica conlleva un riesgo: la exclusión y gethización. Para los estudios queer, dicho riesgo se elimina en tanto que no se toma como base una identidad fija e inamovible, se parte de la idea de que las identidades: nacionales, sexuales, genéricas, sociales, raciales, fílicas, económicas, geográficas y lingüísticas, están relacionadas con otra serie de factores que son definidos de manera cultural a sujetos pre-identificados.

En el siglo XX, el ultrasonido ha sido utilizado para revelar algunas de las identidades que regirán la vida del embrión: „capacitado“ o „discapacitado“, sano o enfermo, niño o niña y por ende, femenina o masculino; lo que nos lleva a pensar que la naturaleza de las identidades radica en que la „ciencia moderna“ ofrece los elementos necesarios para colocar el carácter de innato a las identidades que mantienen el orden establecido, mismo que olvida que la construcción de dichas características es un invento plenamente cultural y cuya simulación pretende que: „no hay nada por desvelar en la naturaleza, no hay un secreto escondido.“ Desde la perspectiva de Preciado, este hecho está relacionado con que:

Vivimos en la hipermodernidad punk: ya no se trata de revelar la verdad oculta de la naturaleza, sino que es necesario explicitar los procesos culturales, políticos, técnicos a través de los cuales el cuerpo como artefacto adquiere estatuto natural. El oncomouse, ratón de laboratorio diseñado biotecnológicamente para ser portador de un gen cancerígeno, se come a Heiddegger. Buffy, la televisual vampira mutante, se come a Simone de Beauvoir. El dildo, paradigma de toda prótesis de teleproducción de placer, se come la polla de Rocco Siffredi. No hay nada que desvelar en el sexo ni en la identidad sexual, no hay ningún secreto escondido. La verdad del sexo no es desvelamiento, es sex design.[2]
Los cuerpos se convierten en depositarios de signos culturales que se transforman a tiempo mediático y que se “dispersan” por el mundo, cambiando y modificándose a través de las diásporas y movimientos migratorios causados por la guerra y el sistema económico imperante. En este contexto de migración, intercambio cultural y fronteras: lingüísticas, genéricas, literarias, geográficas y sexuales, se escribe Borderlands. A finales de los 80´s, Anzaldúa reúne algunas de las identidades que se cruzan en las borders físicas y simbólicas. En el texto de la escritora chicana, la configuración de las identidades está relacionada directamente con la construcción del texto mismo: poesía, narración, cuento, testimonio, ensayo, leyenda, corridos, canciones populares, spanglish, Standard English, Working class and slang English, Standard Spanish, Standard Mexican Spanish, North Mexican Spanish, dialect Chicano Spanish, Tex-Mex, Pachuco y náhuatl. La configuración de la new mestiza va más allá de su cuerpo fronterizo, es algo más que una half and half es la multitud del cuerpo queer.



[2] Beatriz Preciado, op. cit.


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