Fragmernto tomado de Página 12. Viernes 16 de febrero
ENTREVISTA EXCLUSIVA
Un bien preciado
Imagen: Lydia Linch
Por Nancy Garín
Autora imparable, activista política, irónica, directa y didáctica, aunque hable de cuestiones que todavía tienen fuerte resistencia en el sentido común y en el discurso de los medios. Se llama Beatriz Preciado, es española, se formó en Estados Unidos y vive en Francia, pero el lugar de pertenencia tanto como el género son espacios muy difusos y cambiantes en su vida. Verla, escucharla hablar, casi tanto como leer sus libros, ya es de por sí un espectáculo de iluminación. Para quienes no la conocen, con sólo tipear su nombre en Youtube se pueden espiar entrevistas y conferencias a lo largo de los años con sus correspondientes cambios físicos y teóricos. Para quienes no la han leído, aparecen a lo largo de esta nota los tres títulos que la han puesto en la cima del pensamiento queer. Textos densos y teóricos, es cierto, pero que a su vez permiten con amabilidad la llegada de lectorxs no especializados. Esta filósofa, difícil de clasificar porque ella misma se vive desmarcando, a los 20 años andaba rapada por las calles de París esperando que sus preguntas y entusiasmos fueran atendidos nada menos que por el profesor estrella Jacques Derrida, quien finalmente le abrió las puertas, y la cabeza también. Ahora, con sus 41 luce el elegante bigote que las inyecciones de hormonas y su práctica experimental con el propio cuerpo le han legado. A lo largo de esta entrevista se nombrará a sí mismx en masculino, como viene haciéndolo hace un tiempo desde que reniega de las categorías de mujer, lesbiana y transexual para definirse. En esta especie de visita guiada por su derrotero académico que va desde su educación con los jesuitas en Burgos hasta la constitución de esta pareja explosiva que forma con la francesa, ex prostituta y escritora Virgine Despentes. “Yo he tenido un exilio frente a lo femenino, a la sexualidad lesbiana luego y he tenido también un exilio frente a la realidad transexual.”
En el origen, fue el dildo
Primero fue su libro Manifiesto contrasexual, que apareció en 2002 y que ella misma definió en su momento como “un elogio del ano porque es el único órgano sexual universal”. Ese libro era eso y mucho más, un golpe duro y tan potente como un dildo contra la mirada que entiende como normal a todo lo que provenga de la división en dos sexos y el modelo heterosexual. Ese Manifiesto, que la lanzó a la fama y a lo más alto de la academia, era una crítica ácida, una deconstrucción, por usar palabras de su maestro Derrida, de la naturalización de sexo y del sistema género con el objetivo de “construir una sociedad de equivalencia”, de “sujetos parlantes” que establecerán relaciones sexuales de forma contractual. Ella propone allí la formulación de un contrato sexual llevando el sexo a ese terreno de los intercambios previos y formales. Y propone, como consecuencia, considerar como una violación todas aquellas prácticas sexuales que se lleven a cabo sin la firma de dicho contrato. Este gesto deja a un lado a la tan sobrevalorada espontaneidad o naturalidad (¿animalidad?) por un contrato racional. Preciado, además de correr el sexo de los lugares que solía frecuentar, en aquel libro defiende una sexualización de la totalidad del cuerpo, mientras elabora una teoría y práctica de las tecnologías del sexo donde la figura del dildo o prótesis productora del placer no sólo ocupa un rol protagónico sino que es desmitificado ya que, como ella misma expresa, este objeto de plástico “no imita el pene sino que lo sustituye y lo supera en su excelencia sexual”.
Nacida en Burgos en 1970, estudió filosofía y bioética junto a los jesuitas en Madrid, para continuar su recorrido de la mano de grandes pensadores como Derrida, Agnes Heller, en la Universidad New School for Social Research de Nueva York. Realizó estudios sobre Teoría de la Arquitectura en la Universidad de Princeton, de donde saldrán las primeras líneas de Pornotopía, su última publicación premiada por la editorial Anagrama en la línea de ensayo. Desde mediados de los ‘90 vive en París, da clases en el departamento de “Técnicas del cuerpo” de París VIII, donde trabaja sobre teoría del género e historia de la performance.
Es famosa ya su dupla y su pareja con la también activista y escritora francesa Virginie Despentes, quien este año ha sido premiada por la crítica por su libro Apocalypse bébé, con quien comparte no sólo su cotidianidad, sino su pasión por la escritura y múltiples proyectos entre la pedagogía, el cine o simplemente vivir.
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http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-1851-2011-02-20.html
También te invitamos a ver la microentrevista que C-Queer hizo en 2009 a Beatriz Preciado
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